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Detras de un rostro feliz, primera version Completa
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Detras de un rostro feliz, primera version Completa
DETRÁS DE UN ROSTRO FELIZ
Llega la noche y los niños José, Ariadne y Blanca corren desesperadamente y entran al rancho para refugiarse de la tempestad que cae en el pueblo, pero la lluvia hace confundir el agua que ha empapado el cuerpo de estos inocentes niños con las lágrimas que han derramado durante todo el día por la muerte de su madre.
Tras de ellos los sigue René, padre de José, Ariadne y Blanca quienes viven en este humilde rancho. Y ya viéndose protegido de la lluvia trata de calmar el llanto de sus hijos.
-Hijos, en estos momentos hay que estar más unidos que nunca. –le dice René a sus hijos,… pero ninguno de ellos le hace caso y suben a sus habitaciones.
El llanto se entrelaza con los relámpagos de la lluvia.
René hace algo muy especial, y arregla el comedor como solía hacerlo su esposa,… con cinco lugares en la mesa, y en cada puesto deja una rebanada de pan y una taza de agua de panela,…y luego de haber hecho todo eso llama a sus hijos invitándolos a la mesa.
Padre, ¿Cómo tienes ganas de comer? – le dice Ariadne a René.
-La vida sigue, hija – le responde René, acariciando los cabellos a Ariadne.
Blanca con los ojos aguados y con la voz quebrada y casi ahogándose de tanto llorar se acerca a su padre y jalándolo de su pantalón como cuando alguien sujeta un objeto muy preciado le dice:
-Padre,… no entiendo,… no puedo comprender por qué nos tiene que pasar esto a nosotros. Recuerdo que justo hace dos días mi madre estaba perfecta, y lucía muy feliz,… yo llegaba del colegio y ella me recibía con brazos abiertos como todos los días, y ahora de repente todo ha cambiado.
René le responde:
Hay cosas en la vida tan extrañas que le suceden a los seres humanos, que quizá se pregunten ¿porqué?... ¿¡¡¡porque!!!? Pero tarde o temprano todas las respuestas llegan.
René trata de sonreír ante esta adversidad, ya que quiere ser ejemplo para sus hijos.
Los niños se sientan a la mesa, pero René nota que José está muy callado y le pregunta:
-¿Cómo estas, hijo? ¿Cómo te sientes?
Papá- le dice José- ¿es verdad que los hombres no pueden llorar?
-eso solo es un dicho popular, o un refrán- le responde René.
Como si se quebrase un vaso de cristal, el niño José rompe en llanto, y abraza a su padre diciendo:
-Padre, ¿qué va a ser de nuestras vidas ahora que no está mi madre? ¿Que pasará con mis hermanas y conmigo? Éramos una familia feliz, y ahora, una parte importante de nuestra felicidad ha quedado estática en un cajón de madera,… ¡Papaàaaaaaaaaa, mi mamaaaaaa, porque se tuvo que ir al cielo y dejarnos solos!
René sonríe y le dice a José:
Deja de pensar así,… claro que seguiremos siendo una familia feliz.
René sube a su habitación, diciéndole a sus hijos que ya venía, que debía hacer algo importante.
En eso René cierra la puerta de su habitación y cae arrodillado al piso ,… un piso que rápidamente se moja ante unas inmensas lagrimas que salen de los ojos de René,… unas lagrimas de dolor,… un dolor que quería disimular ante sus hijos , pero que ya no aguantaba más.
René mira hacia arriba y grita:
¡Porqueeeeeeeeeeee! ¡No puede ser!... porque tiene que existir el dolor y el sufrimiento. Porque la vida no puede ser en paz y en tranquilidad. ¿Porqué existe la muerte?... ¿Que no podemos vivir eternamente? Pero yo no dejaré que mis hijos sufran más. Les mostraré siempre un rostro feliz a ellos. No dejaré que las adversidades me derrumben y seguiré adelante y con mis hijos hasta que vaya a reunirme con mi esposa.
René se levanta del piso, lava su cara y se dispone a bajar a la mesa, sin saber que su hijo José había escuchado todo lo que él había gritado.
René les pregunta a sus hijos:
-¿Qué es lo que los hace más feliz?
José dice- Tener un computador, toda la tecnología, motos, carros.
Ariadne dice- Tener vestidos, maquillaje, bolsos.
Blanca: -cuando sea grande, tener mucho dinero y todo lo que quiero.
-pero les pregunté sobre qué es lo que los hace más feliz, y no sobre qué es lo que quieren- les replìca René; A lo que sus hijos le responden que esas cosas que mencionaron los harían feliz cuando sean grandes.
René les dice:
He puesto cinco puestos en la mesa, porque yo se que su madre nos acompaña aquí, y les recuerdo que ella decía que cuando una familia está unida, cuando hay amor , hay felicidad completa, así falte un integrante,… y en este momento no tengo como cumplir esos sueños que dicen de tener cosas materiales, pero una cosa si les digo, que amor nunca les faltará. Pero haré todo lo posible para que sus sueños y esa felicidad que esperan se cumplan.
Todos se abrazan entre sí, y René seca las lagrimas de cada uno de sus hijos, y luego los acompaña a sus respectivas habitaciones y los hace dormir contando cuentos infantiles como solía hacerlo su esposa.
10 AÑOS DESPUES.
Todo ha cambiado drásticamente, ya que una buena mano amiga llamada Angélica, una mujer rica y poderosa, dueña de una gran empresa quiso ayudar a René a salir adelante sin estudios y sin hoja de vida, y en estos diez años y gracias a ese trabajo, René logro reunir una gran fortuna, sin contar con todo lo que le dejó doña Angélica al morir.
Ahora René y sus hijos ya no viven en el rancho sino en una fabulosa mansión.
José, Ariadne y Blanca ya son adultos.
René, el del rostro feliz como lo han apodado, se siente realizado al ver la mansión que construyo para sus hijos.
René toca la puerta de la gran habitación de José, que en tamaño es casi el triple de el tamaño del rancho viejo donde vivían y José abre la puerta algo disgustado.
-Papá,.. ¿No ves que estoy jugando? Me ha costado días atravesar los mundos en esta consola wii- le dice José.
El cuarto de José está lleno de la mejor tecnología, y el dispone de varios carros y una moto.
-Solo quería ver que estabas bien, hijo- le dice René- ¿estás feliz?
-si papá estoy feliz- le dice José entre dientes, para que su padre se retirara y lo dejara seguir jugando.
Luego René se acerca a la habitación de Blanca, pero no pudo hablar con ella, ya que se encontraba muy ocupada maquillándose y organizando su guarda ropas.
En la misma situación encontró a su hija Ariadne.
René entra a su habitación, y allí lo esperaba David, su médico de confianza.
-¿Cuándo le dirás la verdad a tus hijos? – le replìca David a René
-No quiero dañar la felicidad de mis hijos diciéndoles que me quedan pocos días de vida- le responde René.
-hay amigo, quisiera hacer más por ti, pero no puedo. Esto se me salió de las manos- le dice David.
René medio llorando responde a David diciendo:
-Ya has hecho mucho, no te preocupes. Lo que me da rabia es que con todo el dinero que tengo no pude curar esta enfermedad. Pero moriré feliz porque pude dejar bien a mis hijos,… cumplí con todos sus sueños, y ellos están muy felices,…por eso no les diré que me voy a morir. ¿Es tan extraño que alguien nazca y muera en el mismo instante?
Toma estas cartas- le dice René, entregándole las cartas a David
- ¿y qué hago con ellas? Le preguntó David.
- Ya lo sabrás- le responde René.
Dos días después…
Ariadne, Blanca y Juan discuten por algunas propiedades, alegando que una es de tal, y que otra es de tal y etc. Y en eso David llega a la mansión, aunque nota que Ariadne y Blanca lo miran mal.
David les dice a Ariadne, Blanca y José:
¿No han notado que su padre no está en casa?
José:
Yo si lo había notado. ¿Sabes donde está mi papá?
David le entrega una carta a José y le dice:
El tomó unas vacaciones,… saben que ha trabajado muy duro estos años.
Ariadne dice:
Pero… pero…
David sin ganas de hablar más se retira de la mansión mientras que José lee la carta en voz alta:
Hola hijos, disculpen por no haberles dicho esto personalmente, pues los vi tan ocupados en sus cosas que no quise interrumpirlos.
He tomado unas vacaciones, en una isla, se llama el paraíso,… y me estoy hospedando en un hotel que se llama la eternidad. Cuando tenga el número del hotel se los mando para que me llamen. El motivo de las vacaciones es que quería alejarme un poco y descansar de tanto trabajo. Lo único que quiero es que se sigan portando bien, que no pelen por nada y que sean felices. Los amo mucho hijos y recuerden que por encima de todo, incluso de mi mismo està la felicidad de ustedes. René.
-Pero,… esa carta es muy extraña- dice Blanca.
-¿porque lo dices?- le pregunta José
-porque mi papá no dice cuando va a volver de esas vacaciones. Pareciese que no fuese a volver nunca.
Ariadne dice:
Déjenlo que descanse. Ha trabajado mucho y se lo merece.
Un año más tarde.
Una gran preocupación inunda los corazones de José y sus hermanas, ya que René no ha regresado a casa, y también porque inexplicablemente el dinero de la familia a estado desapareciendo.
Como David fue que les entrego la carta de René, José y sus hermanas deciden ir al consultorio de David para exigirles que le cuente la verdad y David no tiene más remedio que entregarles la otra carta que había escrito René.
-lo siento chicos, pero yo solo hice la voluntad de su padre. El no quería dañarle la felicidad a ustedes y por eso escribió dos cartas,… una fue la les entregue hace un año y la otra es esta, donde está toda la verdad.
José lee la carta en voz alta:
Hola hijos míos, no quería que supieran esto, pero como tarde o temprano se iban a enterar, pues bueno,… se me detectó una enfermedad mortal incurable,… inventé esas vacaciones, aunque no son invento del todo, porque de seguro cuando lean esta carta ya estaré descansando. Decidí morir lejos de ustedes porque les hice una promesa,… les dije que siempre estarían felices, y que siempre lucharía porque ustedes estuvieran bien,… quería evitarles un dolor, y es mejor que lo sepan después de un tiempo. Los amo hijos, y los amaré siempre. Descuiden, ya que probablemente si están leyendo esto es porque ya estoy muerto, pero aún así lucharé por ustedes desde donde esté. René.
Blanca y Ariadne entendiendo lo que estaba sucediendo rompen en llanto mientras que José histérico rompe en pedazos la carta y agarra del cuello a David diciendo:
-¡¡¡¡porqué nos ocultaste todo estoooooooo!!!! Donde está la tumba de mi padre.
-Ya les dije que estaba cumpliendo la última voluntad de su padre. Entiendo cómo se sienten, lo único que puedo hacer por ustedes es llevarlos hasta la tumba de René.
Ariadna, Blanca y José son llevados por David hasta el cementerio y ven tristemente la tumba de René,… y Blanca empieza a agarrar la tierra con sus manos gritando:
¡Este tiene que ser otro René! ¡¡¡¡¡No puede ser mi Padreeeeeeeee!!!!!
José trae una pala y comienza a cavar, diciendo: voy a confirmar si es o no es mi papá.
-Cálmense chicos,… ya no hay nada que se pueda hacer- les dice David.
José dice:
No entiendo,… mi padre quería evitar que sufriéramos ocultándonos esto a largo plazo,… ¡¿ahora él cree que no estamos sufriendo?!
-Con todo el dinero que tenía mi padre, y ¿no pudo con esa enfermedad?- dice Blanca
David les dice:
¡Bueno, el dinero no sirvió para curar la enfermedad de tu padre, pero si me sirvió a mí!
¿Qué dices?- le dice José a David
-Yo invente esa enfermedad a René. ¡La verdad es que yo lo estaba envenenando! El murió pensando que tenía una enfermedad incurable y que le quedaban solo algunos días de vida, pero la verdad es que ¡¡¡yo lo maté!!!
José: ¿Qué? Que es lo que estás diciendo
David (sacando una pistola y encañonando a José y sus hermanas):
Así como lo están escuchando, yo aceciné a René. No podía soportar que ese maldito campesino que vivía en un asqueroso rancho fuera más rico que yo, así que lo maté, pero antes de eso me asegure de saber todas sus contraseñas y movimientos de los bancos para que quedaran a mi nombre. O ¿porque creen que el dinero de ustedes desaparecía cada día mas?... ahora ustedes no saldrán vivos de aquí.
-Maldito desgraciado- le grita José , quien se lanza para golpearlo, pero David le propina un disparo en la pierna.
Ariadne y Blanca gritan al ver a su hermano tirado en el piso, y David se acerca a ellas con cara de morboso diciéndoles:
-se acuerdan como me humillaban y me despreciaban en la mansión. Me creían poca cosa ¿verdad? Ahora las violaré en venganza. ¡Desnúdense!
Blanca y Ariadna están muy asustadas, pero en eso José golpea a David en la cabeza y se van corriendo de allí junto con sus hermanas, aunque el cojea por su herida.
David tirado en el piso les grita diciéndoles que en la mansión hay gente esperando para matarlos.
Lejos de allí, Ariadne y Blanca ayudan a caminar a José.
Blanca dice:
Que hacemos
Ariadna:
Por ahora sigamos caminando, mientras yo trato de curar la herida de mi hermano.
José:
¡Ya sé! Refugiémonos en el rancho. No podemos ir a la mansión.
Los chicos llegan al viejo rancho, que está lleno de telarañas por todas partes y se conmueven al ver los cinco puestos en la mesa.
Ariadna con un trapo logra evitar que la pierna de José derramara más sangre, y están unidos y abrazados en el suelo. Y como ya es de noche, todos se quedaron dormidos en la sala del rancho.
José ve a su padre a lo lejos, cubierto con una especie de nube, y José observa que su padre le hace reclamos a una persona que no puede ver:
René le dice a esa persona:
No puedo creer que haya caído en una trampa tan tonta. Haberme dejado engañar. No pude cumplir con mi promesa,… ¡yo te había encomendado esa promesa y mira que dejaste que me hicieran daño! Permitiste que me engañaran y ahora estoy muerto y mis hijos están infelices por mi partida.
La persona le dice a René:
Hay cosas que pasan que en el momento no la entiendes, pero que después logras entender. Mira hacia abajo, allí están tus hijos todos unidos.
René inclina su rostro y observa que sus hijos duermen y están unidos- mientras que la voz le sigue diciendo:
-¿Recuerdas los sueños de tus hijos? ¿Cuando tú les preguntaste sobre que los hacía felices?
¿No ves que todo lo que querían lo tienen?... pero, ¿en verdad estaban felices?
Recuerda que la mayor felicidad es estar en unidad y en amor con la familia, así como lo están ahora. Así que no te desanimes, porque ¡sí cumpliste tu promesa! Dijiste que aún por encima de la muerte lucharías por la felicidad de tus hijos, y eso es lo que está pasando ahora; Ellos están felices, porque más que esas cosas materiales que ellos anhelaban en su corazón,… más que todas esas cosas, ellos lo que querían era estar unidos, porque en realidad el dinero no los hacía feliz. Yo solo te ayudé con tu promesa aún después de la muerte como tú lo habías dicho.
José con lágrimas en los ojos despierta de este especial sueño, y despierta a sus hermanas y les dice:
-Hermanas, ahora lo he comprendido todo. Recuerdo que siempre escuchaba tras las paredes de la habitación de mi padre en este rancho, que él siempre quería que nosotros fuéramos felices. Lo tuvimos todo, todo lo material, pero estábamos dejando a un lado las cosas que en realidad sí nos hacia felices,… como es el estar unidos y en amor. Nuestro padre sí cumplió su promesa, porque aun después de la muerte como el nos dijo, luchó por nuestra felicidad.
Ariadne dice: es verdad, este rancho me trae tantos buenos recuerdos, experiencias tan maravillosas que la mansión no me dio. Soy más feliz aquí que en la riqueza.
Blanca dice:
Hermanos perdónenme si en algún momento los ofendí. Últimamente vivíamos peleando, pero ahora sé cual es la razón de estar aquí. En recordar de donde vinimos, y nunca olvidar lo que somos, no debemos dejarnos cegar por el dinero.
En efecto, las autoridades descubrieron el plan siniestro de David que quería robar toda la fortuna de estos hermanos, y ahora se encuentra en la cárcel junto con todos sus cómplices.
Los hermanos recuperaron sus pertenecías, sin embargo ya no le dieron tanta importancia al dinero, y volvieron a ser humildes como lo eran antes, como si vivieran en el rancho. Muchas cosas han aprendido de su padre René, el que siempre estaba con un rostro feliz.
Llega la noche y los niños José, Ariadne y Blanca corren desesperadamente y entran al rancho para refugiarse de la tempestad que cae en el pueblo, pero la lluvia hace confundir el agua que ha empapado el cuerpo de estos inocentes niños con las lágrimas que han derramado durante todo el día por la muerte de su madre.
Tras de ellos los sigue René, padre de José, Ariadne y Blanca quienes viven en este humilde rancho. Y ya viéndose protegido de la lluvia trata de calmar el llanto de sus hijos.
-Hijos, en estos momentos hay que estar más unidos que nunca. –le dice René a sus hijos,… pero ninguno de ellos le hace caso y suben a sus habitaciones.
El llanto se entrelaza con los relámpagos de la lluvia.
René hace algo muy especial, y arregla el comedor como solía hacerlo su esposa,… con cinco lugares en la mesa, y en cada puesto deja una rebanada de pan y una taza de agua de panela,…y luego de haber hecho todo eso llama a sus hijos invitándolos a la mesa.
Padre, ¿Cómo tienes ganas de comer? – le dice Ariadne a René.
-La vida sigue, hija – le responde René, acariciando los cabellos a Ariadne.
Blanca con los ojos aguados y con la voz quebrada y casi ahogándose de tanto llorar se acerca a su padre y jalándolo de su pantalón como cuando alguien sujeta un objeto muy preciado le dice:
-Padre,… no entiendo,… no puedo comprender por qué nos tiene que pasar esto a nosotros. Recuerdo que justo hace dos días mi madre estaba perfecta, y lucía muy feliz,… yo llegaba del colegio y ella me recibía con brazos abiertos como todos los días, y ahora de repente todo ha cambiado.
René le responde:
Hay cosas en la vida tan extrañas que le suceden a los seres humanos, que quizá se pregunten ¿porqué?... ¿¡¡¡porque!!!? Pero tarde o temprano todas las respuestas llegan.
René trata de sonreír ante esta adversidad, ya que quiere ser ejemplo para sus hijos.
Los niños se sientan a la mesa, pero René nota que José está muy callado y le pregunta:
-¿Cómo estas, hijo? ¿Cómo te sientes?
Papá- le dice José- ¿es verdad que los hombres no pueden llorar?
-eso solo es un dicho popular, o un refrán- le responde René.
Como si se quebrase un vaso de cristal, el niño José rompe en llanto, y abraza a su padre diciendo:
-Padre, ¿qué va a ser de nuestras vidas ahora que no está mi madre? ¿Que pasará con mis hermanas y conmigo? Éramos una familia feliz, y ahora, una parte importante de nuestra felicidad ha quedado estática en un cajón de madera,… ¡Papaàaaaaaaaaa, mi mamaaaaaa, porque se tuvo que ir al cielo y dejarnos solos!
René sonríe y le dice a José:
Deja de pensar así,… claro que seguiremos siendo una familia feliz.
René sube a su habitación, diciéndole a sus hijos que ya venía, que debía hacer algo importante.
En eso René cierra la puerta de su habitación y cae arrodillado al piso ,… un piso que rápidamente se moja ante unas inmensas lagrimas que salen de los ojos de René,… unas lagrimas de dolor,… un dolor que quería disimular ante sus hijos , pero que ya no aguantaba más.
René mira hacia arriba y grita:
¡Porqueeeeeeeeeeee! ¡No puede ser!... porque tiene que existir el dolor y el sufrimiento. Porque la vida no puede ser en paz y en tranquilidad. ¿Porqué existe la muerte?... ¿Que no podemos vivir eternamente? Pero yo no dejaré que mis hijos sufran más. Les mostraré siempre un rostro feliz a ellos. No dejaré que las adversidades me derrumben y seguiré adelante y con mis hijos hasta que vaya a reunirme con mi esposa.
René se levanta del piso, lava su cara y se dispone a bajar a la mesa, sin saber que su hijo José había escuchado todo lo que él había gritado.
René les pregunta a sus hijos:
-¿Qué es lo que los hace más feliz?
José dice- Tener un computador, toda la tecnología, motos, carros.
Ariadne dice- Tener vestidos, maquillaje, bolsos.
Blanca: -cuando sea grande, tener mucho dinero y todo lo que quiero.
-pero les pregunté sobre qué es lo que los hace más feliz, y no sobre qué es lo que quieren- les replìca René; A lo que sus hijos le responden que esas cosas que mencionaron los harían feliz cuando sean grandes.
René les dice:
He puesto cinco puestos en la mesa, porque yo se que su madre nos acompaña aquí, y les recuerdo que ella decía que cuando una familia está unida, cuando hay amor , hay felicidad completa, así falte un integrante,… y en este momento no tengo como cumplir esos sueños que dicen de tener cosas materiales, pero una cosa si les digo, que amor nunca les faltará. Pero haré todo lo posible para que sus sueños y esa felicidad que esperan se cumplan.
Todos se abrazan entre sí, y René seca las lagrimas de cada uno de sus hijos, y luego los acompaña a sus respectivas habitaciones y los hace dormir contando cuentos infantiles como solía hacerlo su esposa.
10 AÑOS DESPUES.
Todo ha cambiado drásticamente, ya que una buena mano amiga llamada Angélica, una mujer rica y poderosa, dueña de una gran empresa quiso ayudar a René a salir adelante sin estudios y sin hoja de vida, y en estos diez años y gracias a ese trabajo, René logro reunir una gran fortuna, sin contar con todo lo que le dejó doña Angélica al morir.
Ahora René y sus hijos ya no viven en el rancho sino en una fabulosa mansión.
José, Ariadne y Blanca ya son adultos.
René, el del rostro feliz como lo han apodado, se siente realizado al ver la mansión que construyo para sus hijos.
René toca la puerta de la gran habitación de José, que en tamaño es casi el triple de el tamaño del rancho viejo donde vivían y José abre la puerta algo disgustado.
-Papá,.. ¿No ves que estoy jugando? Me ha costado días atravesar los mundos en esta consola wii- le dice José.
El cuarto de José está lleno de la mejor tecnología, y el dispone de varios carros y una moto.
-Solo quería ver que estabas bien, hijo- le dice René- ¿estás feliz?
-si papá estoy feliz- le dice José entre dientes, para que su padre se retirara y lo dejara seguir jugando.
Luego René se acerca a la habitación de Blanca, pero no pudo hablar con ella, ya que se encontraba muy ocupada maquillándose y organizando su guarda ropas.
En la misma situación encontró a su hija Ariadne.
René entra a su habitación, y allí lo esperaba David, su médico de confianza.
-¿Cuándo le dirás la verdad a tus hijos? – le replìca David a René
-No quiero dañar la felicidad de mis hijos diciéndoles que me quedan pocos días de vida- le responde René.
-hay amigo, quisiera hacer más por ti, pero no puedo. Esto se me salió de las manos- le dice David.
René medio llorando responde a David diciendo:
-Ya has hecho mucho, no te preocupes. Lo que me da rabia es que con todo el dinero que tengo no pude curar esta enfermedad. Pero moriré feliz porque pude dejar bien a mis hijos,… cumplí con todos sus sueños, y ellos están muy felices,…por eso no les diré que me voy a morir. ¿Es tan extraño que alguien nazca y muera en el mismo instante?
Toma estas cartas- le dice René, entregándole las cartas a David
- ¿y qué hago con ellas? Le preguntó David.
- Ya lo sabrás- le responde René.
Dos días después…
Ariadne, Blanca y Juan discuten por algunas propiedades, alegando que una es de tal, y que otra es de tal y etc. Y en eso David llega a la mansión, aunque nota que Ariadne y Blanca lo miran mal.
David les dice a Ariadne, Blanca y José:
¿No han notado que su padre no está en casa?
José:
Yo si lo había notado. ¿Sabes donde está mi papá?
David le entrega una carta a José y le dice:
El tomó unas vacaciones,… saben que ha trabajado muy duro estos años.
Ariadne dice:
Pero… pero…
David sin ganas de hablar más se retira de la mansión mientras que José lee la carta en voz alta:
Hola hijos, disculpen por no haberles dicho esto personalmente, pues los vi tan ocupados en sus cosas que no quise interrumpirlos.
He tomado unas vacaciones, en una isla, se llama el paraíso,… y me estoy hospedando en un hotel que se llama la eternidad. Cuando tenga el número del hotel se los mando para que me llamen. El motivo de las vacaciones es que quería alejarme un poco y descansar de tanto trabajo. Lo único que quiero es que se sigan portando bien, que no pelen por nada y que sean felices. Los amo mucho hijos y recuerden que por encima de todo, incluso de mi mismo està la felicidad de ustedes. René.
-Pero,… esa carta es muy extraña- dice Blanca.
-¿porque lo dices?- le pregunta José
-porque mi papá no dice cuando va a volver de esas vacaciones. Pareciese que no fuese a volver nunca.
Ariadne dice:
Déjenlo que descanse. Ha trabajado mucho y se lo merece.
Un año más tarde.
Una gran preocupación inunda los corazones de José y sus hermanas, ya que René no ha regresado a casa, y también porque inexplicablemente el dinero de la familia a estado desapareciendo.
Como David fue que les entrego la carta de René, José y sus hermanas deciden ir al consultorio de David para exigirles que le cuente la verdad y David no tiene más remedio que entregarles la otra carta que había escrito René.
-lo siento chicos, pero yo solo hice la voluntad de su padre. El no quería dañarle la felicidad a ustedes y por eso escribió dos cartas,… una fue la les entregue hace un año y la otra es esta, donde está toda la verdad.
José lee la carta en voz alta:
Hola hijos míos, no quería que supieran esto, pero como tarde o temprano se iban a enterar, pues bueno,… se me detectó una enfermedad mortal incurable,… inventé esas vacaciones, aunque no son invento del todo, porque de seguro cuando lean esta carta ya estaré descansando. Decidí morir lejos de ustedes porque les hice una promesa,… les dije que siempre estarían felices, y que siempre lucharía porque ustedes estuvieran bien,… quería evitarles un dolor, y es mejor que lo sepan después de un tiempo. Los amo hijos, y los amaré siempre. Descuiden, ya que probablemente si están leyendo esto es porque ya estoy muerto, pero aún así lucharé por ustedes desde donde esté. René.
Blanca y Ariadne entendiendo lo que estaba sucediendo rompen en llanto mientras que José histérico rompe en pedazos la carta y agarra del cuello a David diciendo:
-¡¡¡¡porqué nos ocultaste todo estoooooooo!!!! Donde está la tumba de mi padre.
-Ya les dije que estaba cumpliendo la última voluntad de su padre. Entiendo cómo se sienten, lo único que puedo hacer por ustedes es llevarlos hasta la tumba de René.
Ariadna, Blanca y José son llevados por David hasta el cementerio y ven tristemente la tumba de René,… y Blanca empieza a agarrar la tierra con sus manos gritando:
¡Este tiene que ser otro René! ¡¡¡¡¡No puede ser mi Padreeeeeeeee!!!!!
José trae una pala y comienza a cavar, diciendo: voy a confirmar si es o no es mi papá.
-Cálmense chicos,… ya no hay nada que se pueda hacer- les dice David.
José dice:
No entiendo,… mi padre quería evitar que sufriéramos ocultándonos esto a largo plazo,… ¡¿ahora él cree que no estamos sufriendo?!
-Con todo el dinero que tenía mi padre, y ¿no pudo con esa enfermedad?- dice Blanca
David les dice:
¡Bueno, el dinero no sirvió para curar la enfermedad de tu padre, pero si me sirvió a mí!
¿Qué dices?- le dice José a David
-Yo invente esa enfermedad a René. ¡La verdad es que yo lo estaba envenenando! El murió pensando que tenía una enfermedad incurable y que le quedaban solo algunos días de vida, pero la verdad es que ¡¡¡yo lo maté!!!
José: ¿Qué? Que es lo que estás diciendo
David (sacando una pistola y encañonando a José y sus hermanas):
Así como lo están escuchando, yo aceciné a René. No podía soportar que ese maldito campesino que vivía en un asqueroso rancho fuera más rico que yo, así que lo maté, pero antes de eso me asegure de saber todas sus contraseñas y movimientos de los bancos para que quedaran a mi nombre. O ¿porque creen que el dinero de ustedes desaparecía cada día mas?... ahora ustedes no saldrán vivos de aquí.
-Maldito desgraciado- le grita José , quien se lanza para golpearlo, pero David le propina un disparo en la pierna.
Ariadne y Blanca gritan al ver a su hermano tirado en el piso, y David se acerca a ellas con cara de morboso diciéndoles:
-se acuerdan como me humillaban y me despreciaban en la mansión. Me creían poca cosa ¿verdad? Ahora las violaré en venganza. ¡Desnúdense!
Blanca y Ariadna están muy asustadas, pero en eso José golpea a David en la cabeza y se van corriendo de allí junto con sus hermanas, aunque el cojea por su herida.
David tirado en el piso les grita diciéndoles que en la mansión hay gente esperando para matarlos.
Lejos de allí, Ariadne y Blanca ayudan a caminar a José.
Blanca dice:
Que hacemos
Ariadna:
Por ahora sigamos caminando, mientras yo trato de curar la herida de mi hermano.
José:
¡Ya sé! Refugiémonos en el rancho. No podemos ir a la mansión.
Los chicos llegan al viejo rancho, que está lleno de telarañas por todas partes y se conmueven al ver los cinco puestos en la mesa.
Ariadna con un trapo logra evitar que la pierna de José derramara más sangre, y están unidos y abrazados en el suelo. Y como ya es de noche, todos se quedaron dormidos en la sala del rancho.
José ve a su padre a lo lejos, cubierto con una especie de nube, y José observa que su padre le hace reclamos a una persona que no puede ver:
René le dice a esa persona:
No puedo creer que haya caído en una trampa tan tonta. Haberme dejado engañar. No pude cumplir con mi promesa,… ¡yo te había encomendado esa promesa y mira que dejaste que me hicieran daño! Permitiste que me engañaran y ahora estoy muerto y mis hijos están infelices por mi partida.
La persona le dice a René:
Hay cosas que pasan que en el momento no la entiendes, pero que después logras entender. Mira hacia abajo, allí están tus hijos todos unidos.
René inclina su rostro y observa que sus hijos duermen y están unidos- mientras que la voz le sigue diciendo:
-¿Recuerdas los sueños de tus hijos? ¿Cuando tú les preguntaste sobre que los hacía felices?
¿No ves que todo lo que querían lo tienen?... pero, ¿en verdad estaban felices?
Recuerda que la mayor felicidad es estar en unidad y en amor con la familia, así como lo están ahora. Así que no te desanimes, porque ¡sí cumpliste tu promesa! Dijiste que aún por encima de la muerte lucharías por la felicidad de tus hijos, y eso es lo que está pasando ahora; Ellos están felices, porque más que esas cosas materiales que ellos anhelaban en su corazón,… más que todas esas cosas, ellos lo que querían era estar unidos, porque en realidad el dinero no los hacía feliz. Yo solo te ayudé con tu promesa aún después de la muerte como tú lo habías dicho.
José con lágrimas en los ojos despierta de este especial sueño, y despierta a sus hermanas y les dice:
-Hermanas, ahora lo he comprendido todo. Recuerdo que siempre escuchaba tras las paredes de la habitación de mi padre en este rancho, que él siempre quería que nosotros fuéramos felices. Lo tuvimos todo, todo lo material, pero estábamos dejando a un lado las cosas que en realidad sí nos hacia felices,… como es el estar unidos y en amor. Nuestro padre sí cumplió su promesa, porque aun después de la muerte como el nos dijo, luchó por nuestra felicidad.
Ariadne dice: es verdad, este rancho me trae tantos buenos recuerdos, experiencias tan maravillosas que la mansión no me dio. Soy más feliz aquí que en la riqueza.
Blanca dice:
Hermanos perdónenme si en algún momento los ofendí. Últimamente vivíamos peleando, pero ahora sé cual es la razón de estar aquí. En recordar de donde vinimos, y nunca olvidar lo que somos, no debemos dejarnos cegar por el dinero.
En efecto, las autoridades descubrieron el plan siniestro de David que quería robar toda la fortuna de estos hermanos, y ahora se encuentra en la cárcel junto con todos sus cómplices.
Los hermanos recuperaron sus pertenecías, sin embargo ya no le dieron tanta importancia al dinero, y volvieron a ser humildes como lo eran antes, como si vivieran en el rancho. Muchas cosas han aprendido de su padre René, el que siempre estaba con un rostro feliz.
Porque detrás de ese rostro feliz no solamente estaba el ocultar la tristeza y el dolor ante los demás, si no que había algo, no sé si es el destino o los caprichos de la vida, que cuando él se proponía y también cuando nosotros nos proponemos a no dejar que las adversidades nos derrumben, lograremos convertir las cosas malas a nuestro beneficio, aún algo tan fuerte y devastador como la muerte.
FIN
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